Entrevista a Dolors Sangenís
LA SABIDURÍA ES LA CAPACIDAD DE DISFRUTAR EL MOMENTO, Y ESO SÍ ES UN REGALO DE LA MEDITACIÓN, EL SABOREAR LA VIDA PROFUNDAMENTE.
Dolors Sangenís es diplomada en Enfermería y maestra de Yoga desde hace más de 25 años. Su pasión por conocer al ser humano la llevó a interesarse por la antropología, la psicología y por todas aquellas terapias orientales y occidentales que tienen en el uso de la energía su herramienta terapéutica. Su vocación, dice, es ayudar a otros a encontrar el camino de vuelta a sí mismos para que recuperen el contacto con su Alma y así, a su maestro y sanador interior.
Dolors, ¿ Cómo podemos ordenarnos internamente ?
Yo diría que lo mismo que tu profesión ayuda a ordenar la casa, el espacio exterior, y en ella hay un área para la Sabiduría, un área para las relaciones, ..etc, hay lo mismo en el espacio interno, en nuestro Yo profundo.
Ordenarse interiormente consiste en aplicar el discernimiento para poder separar los sentimientos de la emociones, las emociones de los pensamientos, y todo esto de las acciones, para que nos permita ser cada vez más coherentes. La coherencia es la armonía entre el pensar, el sentir, y el actuar.
¿Y de qué modo nos ayuda meditar ?
La meditación nos ayuda al discernimiento y a la clarificación de nuestra vida. Nos permite colocarnos en una actitud atenta, poniendo distancia entre los acontecimientos, los eventos, y nosotros. Y nos permite crear la distancia suficiente como para poder responder a lo que acontece, en vez de reaccionar, que es lo que generalmente nos crea más problemas.
¿En qué consiste meditar ?
Meditar consiste en observar nuestros procesos mentales, nuestros de los pensamientos, sin identificarnos con ninguno de ellos. Normalmente, cuando nosotros pensamos, nuestra emoción, se vincula al pensamiento en cuestión, y nos sentimos alegres, tristes, deprimidos, excitados, todo ello con consecuencias incluso fisiológicas. Gracias al desarrollo de la Neurociencia actualmente conocemos desde un punto de vista científico el efecto de nuestros pensamientos sobre nuestras emociones y nuestra fisiología, es decir incluso sobre nuestra salud. Todo el mundo conoce la importancia de un pensamiento positivo, confiado, para el desarrollo de una vida plena.
Meditar es -como dice Machado- sentarse a orillas del Gran Silencio, es decir, ver pasar la corriente del río interior, ver fluir los pensamientos sin identificarse con ninguno de ellos para no entrar en la trampa de nuestra implicación emocional con nuestros pensamientos negativos con toda la cascada bioquímica que ello desencadena y que repercute directamente en nuestro bienestar y nuestra salud.
¿Y para una persona que no haya meditado nunca tu cómo le dirías que empiece a hacerlo, de qué modo, a qué hora ?
Yo creo que lo primero que ha de hacer una persona que quiera meditar, es entender por qué le conviene meditar. A alguien que no lo hubiera hecho nunca yo empezaría diciéndole que se siente un ratito en silencio, cinco minutos cada día. Que busque un lugar tranquilo de su casa, en un tiempo en el que pueda disfrutar realmente de la quietud y el silencio. En un asiento cómodo y confortable, y a partir de ahí, si que le iría añadiendo mas técnicas.
Lo que es muy importante, y todas las tradiciones insisten en ello, es la conciencia de la respiración, como puerta de entrada a la actitud meditativa.
La Meditación es un estado, pero también es un proceso. Es algo en donde nosotros estamos, pero es algo que también nos acontece y que va desplegándose en nuestro interior ,como una flor, a lo largo de nuestra vida. Por lo tanto, una puerta de entrada a la meditación es esa capacidad de recogerse y de estar en quietud y en silencio; y para entrar al espacio interior, la llave es la respiración, que es la que nos permite ser conscientes y poner en contacto el espacio interior y el espacio exterior y armonizarlos.
¿Cuánto tiempo ha de durar cada meditación y con qué frecuencia hay que meditar ?
Lo ideal es meditar 15 ó 20 minutos diarios. Ojalá uno pudiera meditar por la mañana y por la noche. Los yoguis en la India dicen que la mejor hora para meditar es a la salida del sol. Yo entiendo que ese es un horario un poco difícil en nuestro mundo, pero, lo ideal sería que uno, antes de verse totalmente implicado en las tareas cotidianas, antes de ducharse, o desayunar, recién salido del tiempo del sueño, (otro de nuestros espacios interiores), pudiera dedicar un cuarto de hora al silencio y a la meditación. El lugar ideal es una habitación tranquila de la casa, con ropa cómoda y confortable y en silencio.
Es importante la postura, sentarse con la espalda recta, ya sea en una silla o sobre un cojín. La actitud del cuerpo debe ser “atenta” esto es “sin tensión”, pero al mismo tiempo “despierta” capaz de notar, de sentir, las más mínimas oscilaciones internas, ya sean mentales o emocionales.
Y la frecuencia ideal seria realmente diaria. Uno tendría que dedicar esos minutos a recogerse, a entrar dentro de sí porque en nuestras vidas todo tiende a “enajenarnos”, a estar afuera, en lo ajeno, y hemos de reencontrar el camino que conduce a nuestro propio Ser . En la tradición occidental, también al final del día se recomendaba el examen de conciencia, es decir, la reflexión acerca de la actuación personal durante la jornada. En la meditación al final del día, justo antes de prepararse para dormir, se hace evaluación de los procesos del día, darse cuenta de qué cosas uno ha hecho adecuadamente, o qué cosas han quedado por hacer. Es decir, hacer un poco el balance de la jornada y preparar el estado interior para entrar en paz en el tiempo del sueño.
Por lo tanto, idealmente, sería meditar un ratito por la mañana, y otro a última hora del día. Eso en el caso de máxima excelencia.
¿ Cómo nos sentimos cuando practicamos meditación con frecuencia ?
Uno de los primeros efectos que empezamos a notar es que estamos más tranquilos, tenemos más lucidez, ganamos en discernimiento, podemos estar más atentos a todo sin estrés y , al mismo tiempo nos sentimos más plenos, más alegres. Recuperamos nuestra inocencia, nos volvemos más pacientes, más empáticos , somos capaces de salir de nuestra burbuja para comprender a los demás. Experimentamos los sentimientos y las emociones, pero sin que nos dominen, tenemos más perspectiva para evaluar las cosas, nos volvemos más compasivos.
Realmente hay muchas ventajas. Yo lo recomiendo mucho.
¿ Notamos algo diferente en nuestra vida cotidiana cuando practicamos meditación ?
Una de las cosas que también se manifiesta es que estamos más contentos. Nos volvemos menos exigentes hacia el exterior y atendemos más el interior, aprendemos a disfrutar del instante.
Otra de las cosas es la gratitud. Empezamos a ser agradecidos con los demás y-sobre todo- con la Vida. Agradecemos por las cosas que tenemos, por todo aquello que disfrutamos, por las personas que están en nuestras vidas- por su presencia y su aportación- , y de repente nuestro entorno empieza a ser como más luminoso.
Nos tomamos las cosas mejor, nos enfadamos menos, aprendemos a relativizar, aprendemos a poner distancia, y todo eso, francamente, nos hace la vida más agradable.
¿ Y nos hace más sabios ?
Si entiendes la sabiduría desde un punto de vista profundo, sí. No se trata de acumular conocimientos y datos. La Sabiduría es la capacidad de saborear la vida, lo que nos toca vivir, sin juzgarlo, sin juzgar si es bueno, o es malo, si me favorece o me perjudica. A la meditación se le llama también el Proceso de la Presencia, por lo tanto, lo que se presenta ante nosotros es lo que hemos de saborear y a veces hay sabores dulces, a veces amargos, a veces ácidos … Saber apreciar y disfrutar realmente lo que aparece ante nosotros de instante en instante es una de las manifestaciones de la sabiduría. En ese sentido podemos decir que sí, efectivamente, nos volvemos más sabios.
La Sabiduría es la capacidad de disfrutar el momento, y eso sí es un regalo de la meditación, el saborear la vida realmente.
¿ Quieres añadir algo más ?
La meditación, en el mundo en que vivimos, es una gran ayuda para encontrar el punto de equilibrio. Casi toda nuestra vida en este momento está volcada hacia el exterior, y hay muy poco tiempo, muy poco espacio para el mundo interno. En ese sentido es como el Feng Shui que también es una gran herramienta porque permite la reflexión sobre la casa, el espacio físico donde habitamos. Pero además del espacio físico hay que tener en cuenta el espacio interior, el espacio de nuestra Alma y ahí la meditación realmente es una clave.
La meditación es un camino de regreso al Yo profundo, al espacio interior. De la misma manera que cuando volvemos a nuestra casa, y está bien ordenada y está armónica nos sentimos muy a gusto y realmente sentimos que es un lugar donde nos reponemos y donde descansamos, el espacio interior, el espacio del Alma, es el lugar donde uno se reencuentra con la paz, con la armonía, con el equilibro, con el sanador interior, con todas esas cosas que tanta falta nos hacen en el mundo de hoy. La meditación une, como el nastro de Moebius, lo interior y lo exterior, adentro y afuera, personal y social de una manera armoniosa y saludable, nos ayuda a alcanzar nuestra plenitud y a ocupar nuestro lugar en el mundo realizando nuestra vocación, la parte que cada uno, en el uso pleno de sus talentos, está llamado a cumplir.
Noviembre – 2010